El año 1931 se acaba y desde la Revista Crónica solicitan a María Martínez Sierra su opinión sobre el acontecimiento más destacado en este año que acaba. Ella no lo duda: “la resolución de las constituyentes que nos asigna parte igual y responsabilidad análoga en el gobierno de la República”.
El voto femenino supuso en la España de esa época un gran debate, ¿votaría la mujer al dictado de su confesor, de su marido, de la moda?, María, defensora del derecho al voto femenino, reivindica que este no pone en peligro a la República, el peligro es que este voto no lleve a fortalecer conciencias, a fortalecer el papel de las mujeres en la sociedad, su capacidad para votar desde sus propias convicciones, desde su propio espíritu.