“De ahí la necesidad de procurar la más perfecta organización de las Escuelas Normales haciendo de estos centros fecundo plantel de pedagogos aptos para la función docente, no sólo mediante la adquisición de los conocimientos teóricos indispensables, sino muy especialmente por la adecuada formación profesional que les habilite para saber enseñar y lo que es más importante para saber educar”
R.D. 30/08/1914
La inauguración de la primera Escuela Normal Central en 1839 en Madrid fue catalogada en las crónicas de los periódicos de la época como un gran acontecimiento pedagógico, pero sin duda fue uno de los pasos más importantes dado en el camino de modernización del país, a través de la modernización de la educación.
No fue este un camino fácil ni libre de estar sujeto no sólo a las circunstancias históricas del país, también al gobierno de ese momento. Durante gran parte del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX, diferentes iniciativas en forma de leyes y reglamentos fueron creando un modelo de maestro como señaló Pablo Montesinos el primer director de la Escuela Normal, cuya función había dejado de ser “no sólo la de instruir, sino la de educar”.
Durante este periodo de modernización y profesionalización del Magisterio, varias reformas han tenido una influencia fundamental en la historia de la educación de este país, entre ellas destacan El Plan Bergamín de 1914 y el Plan Profesional de estudios de Magisterio de 1931, considerado todavía una de los planes más coherentes para conseguir unos futuros maestros y maestras profesionalmente capacitados y culturalmente formados.
Pero antes de estas dos importantes reformas, en 1834, a través del entonces Ministro del Interior Moscoso de Altamira, se constituyó una comisión entre cuyos cometidos estaba la creación de “una Normal en las que se instruya los profesores de las provincias”, de esta comisión formaba parte Pablo Montesinos recién regresado a Madrid, y conocedor por su obligado exilio inglés de innovaciones pedagógicas que se desarrollaban en ese país y que pretendía introducir en España. La primera Escuela Normal o Seminario Central de Maestros del Reino, se inauguró en Madrid el 8 de marzo de 1839, siendo su director Montesinos.
Sucesivas reformas se fueron sucediendo, la Ley Moyano de 1857 contempla las Escuelas Normales por primera vez como escuelas profesionales y dispone la creación de estas escuelas en todas las provincias y una Normal Central en Madrid.
Tras una etapa de olvido y abandono, la Reforma de 1882 en España, de signo liberal, supuso la creación de los Museos de Instrucción Primaria, de gran influencia posterior y fundamental para la renovación de la vida de las escuelas .Varias transformaciones se suceden, se crea la Escuela Superior de Magisterio, los estudios de Magisterio van adquiriendo cada vez más categoría de estudios universitarios.
1914 es una fecha fundamental en la formación de los maestros y maestras, el RD 30/08/1914, conocido como el Plan Bergamín, supuso la unificación del título de maestro, la organización de la carrera en cuatro años y determinó el acceso a la enseñanza pública por oposición. Este Plan estuvo vigente durante muchos años, lo que denota su importancia, las críticas posteriores que se le han hecho se han centrado en la organización de la formación más enciclopedista y culturalista, dejando más de lado los aspectos profesionales.
Como estamos viendo durante este primer tercio del siglo XX, el deseo de cambio y mejora cultural y profesional del Magisterio era una constante que la llegada de la II República recogió en el Decreto de 29 de septiembre de 1931, por el que se aprueba la reforma de las Escuelas Normales y un nuevo Plan Profesional, cuyos principales apartados fueron:
- La preparación del Magisterio primario comprenderá tres períodos, uno de cultura general, otro de formación y un tercero de prácticas.
- La organización de las Escuelas Normales se realiza en régimen de coeducación y con profesorado masculino y femenino.
- El ingreso en estas escuelas se llevaba a cabo mediante examen-oposición, teniendo cumplidos los 16 años y tras finalizar los estudios de Bachillerato.
Esta reforma colocó a las Escuelas Normales en una situación avanzada y por delante incluso de muchos países de Europa y de las innovaciones pedagógicas que se estaban produciendo en otros países.
Para saber más:
Lorenzo Vicente J.A. (2002) «Hacia la profesionalización y modernización del Magisterio« (1898-1936) en Revista Complutense de Educación . Vol. 13 Número 1 107-139.
El artículo presenta un muy interesante recorrido histórico por las medidas tomadas para la mejora de la formación del Magisterio, así como para su profesionalización. Este recorrido se divide en dos parte, una primera que analiza los cambios realizados entre 1898 y 1914 y una segunda que se centra en la aprobación del Plan Profesional de 1931 y los esfuerzos llevados a cabo para mejorar la profesionalización del Magisterio en esos momentos.
Gutiérrez Zuloaga I. (1989) “Contexto Histórico en el que se produce la creación de las Escuelas Normales en España” en Revista Interuniversitaria de formación del profesorado, nº 5, Julio 1989, pp. 45-60.
Este artículo nos permite comprender mejor el contexto histórico donde se produce la creación de las Escuelas Normales no solo en España también en países como Francia, a la vez que introduce datos de cómo se afrontó la preparación profesional de la mujer y cómo la organización de estas escuelas de maestras poco a poco se va adaptando a las de maestros.
Escolano Benito A. (1982)”Las Escuelas Normales, siglo y medio de perspectiva histórica” en Revista de Educación, nº 269, pp. 55-76.
La creación de las Escuelas Normales supuso muchas expectativas en su papel como medio de regeneración cultural y de educación popular, pero su historia hacia su integración universitaria está repleta de avances y retrocesos: intentos de supresión, periodos de olvido, larga coexistencia con otros sistemas de habilitación docente, desplazamientos hacia la enseñanza secundaria, un debate que se movía en dos ejes, entre centrarse en solo conocimientos o abordar la profesionalización de esos futuros maestros y maestras, debate que todavía hoy sigue vigente.