Mariano Cuadrado: el ángel de la sierra de Madrid que salvó a 5.000 refugiados
Alberto del Río, investigador local, buceaba entre legajos para profundizar en la historia de sus abuelos. Maite Per, nieta de un fusilado por el franquismo, sentía mucha curiosidad por la figura del suyo, ausente, pero de quien se hablaba en su familia con una mezcla de orgullo e incomprensión. Ella, tras una década de búsqueda, colgó un mensaje en un foro de internet. Dejó en el aire la solicitud de pistas que arrojaran más luz sobre la vida de su familiar desaparecido. Tres años más tarde, Alberto del Río leyó el ruego de la nieta. Se puso en contacto con ella para contarle que, mientras investigaba el pasado de sus propios abuelos, desempolvó documentos que revelaban la labor humanitaria y docente de Mariano Cuadrado Fuentes.
En noviembre de 2013, nieta e investigador cruzaron el resultado de sus pesquisas y devolvieron, así, a la vida el recuerdo de un hombre víctima de la injusticia, primero, y del olvido después. Un año más tarde, la ciudad madrileña de Torrelodones, donde además de ejercer de maestro fue alcalde republicano, rindió un homenaje a los dos docentes del municipio represaliados. Y, el pasado 15 de septiembre, en el aniversario de su asesinato, la comunidad escolar de esta localidad, junto a su Ayuntamiento, volvió a recordar, y a agradecer, la labor de este enseñante que, además, organizó la protección de más de 5.000 refugiados durante la Guerra Civil.
Mariano Cuadrado (Saldaña, 1880- Madrid, 1939) convirtió la ciudad de la que fue regidor en un refugio para quienes huían de la contienda. Torrelodones multiplicó por más de 55 su población en apenas unos meses, superando las 5.000 personas. “Había muchas casas de campo grandes, y hoteles, donde veranaba gente de la capital. Estos edificios acogieron a muchas personas”, explica Del Río, miembro de la Sociedad Caminera del Real de Manzanares, entidad que recupera y promueve la historia del entorno. Por entonces, este municipio del noreste madrileño contaba con apenas 90 habitantes. “También cedió una finca municipal, Las Marías, para unas colonias con 1.200 niños de poblaciones cercanas al frente de batalla y víctimas de los bombardeos”, anota. En realidad, esta iniciativa tenía que ver con uno de sus proyectos más queridos, la Escuela de verano, “para la que hizo innumerables gestiones” y que, al final, puso en marcha en mitad de la guerra.
Cuadrado Fuentes fue el responsable de gestionar el comité de refugiados, destinando las viviendas a la causa. «Confeccionó un listado detallado de todas las casas vacías. Mandó a todos los vecinos pasar por el Ayuntamiento para indicar cuáles podían estar disponibles. Después, fue adjudicando las residencias donde no vivía nadie a las personas refugiadas que iban llegando», aclara Del Río. «Al principio acudía gente de la zona de Ávila. Después, de municipios ubicados en primera línea del frente, como Las Matas, Las Rozas o Majadahonda”, añade. Milicianos y brigadistas, incluidos algunos de los llegados de otros países para luchar en defensa de la legalidad republicana, también acamparon en la localidad y fueron atendidos por el comité. Algunas familias de la localidad también acogieron en sus hogares a los desplazados. Para otros, se habilitaron las fincas, aunque el terreno al aire libre suponía un grave riesgo ante los constantes bombardeos de la aviación alemana e italiana, aliadas de Franco. «Se utilizaron también los túneles de las vías del tren como refugio».
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