Maestras por el mundo, la estela que la Segunda República dejó
Entre una monarquía en decadencia y una dictadura salvaje, la II República española floreció entre el 14 de abril de 1931 y el 1 de abril de 1939 (con el cierre formal de la Guerra Civil) como un período democrático en el que toda libertad parecía posible. Sin embargo, más que en el ámbito político fue en las escuelas que aquel proceso concentró las más firmes directrices de su ideario, según explica la historiadora Carmen de la Guardia Herrero, docente del Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid y directora asociada del programa de estudios graduados de la School of Spanish de Middlebury College en Estados Unidos. Una generación de mujeres que abrazaron el magisterio y que, en sus clases, construyeron no solo una nueva manera de ser ciudadano del mundo sino, además, una renovada manera de ser mujer.
Caótica y contradictoria por momentos, la II República se basaba en la igualdad cívica de la población española; la eliminación de la religión de la vida política; el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio; la elección de todos los cargos públicos sin aristocracias de ninguna clase; y la implementación del sufragio universal (también femenino desde las elecciones de 1933). Estas consideraciones generales tuvieron para las mujeres un sentido revolucionario inédito en España: “Las maestras republicanas, como la mayoría de mujeres modernas, se comprometieron y lucharon de forma radical, y a veces diferente a como lo hicieron sus compañeros varones, por la efectividad de las nuevas leyes. Para ellas el acceso a la ciudadanía civil supuso un cambio personal profundo. Tener la libertad de decidir y de ejecutar esas decisiones que atravesaban lo privado, pero también lo profesional y lo político, fue una experiencia personal nueva y profunda para todas las mujeres”, explica la historiadora De la Guardia Herrero en su libro Las maestras republicanas en el exilio, un volumen que reconstruye la génesis pero también la destrucción y el éxodo de esas pedagogas que desparramaron por el mundo ese ideario. Desde su despacho en la Universidad Autónoma y justo a punto de entrar a impartir una clase a estudiantes de Antropología, sobre “Género en las sociedades contemporáneas”, la académica responde las preguntas de Ñ por correo electrónico.
–¿En qué sentido esas maestras concentran los ejes políticos pero también sociales de la II República?
–Las mujeres que nacieron en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX vivieron unos cambios asombrosos y se comprometieron con ellos. Las mujeres históricamente habían sido privadas de la ciudadanía civil, es decir de aquellos derechos que les posibilitaban el ejercicio de la libertad individual y tampoco tenían derechos políticos, la capacidad de ser electoras o elegibles en las elecciones y muchas de ellas se movilizaron para conseguirlos. Durante los dos primeros años tras proclamarse la II República, las reformas encaminadas a las modernización de España se sucedieron. En la Constitución española de 1931 las mujeres por primera vez en la historia de España fueron ciudadanas. Tuvieron derechos políticos pero sobre todo tuvieron los derechos civiles que les permitieron apropiarse de su destino. Así pudieron decidir qué querían estudiar, administrar sus bienes, comprar, cerrar contratos, elegir en dónde vivir, en definitiva pudieron ser. Y por eso esta generación de mujeres, que conocemos como mujeres modernas se comprometieron tanto con la Segunda República. Llenaron las calles, se liberaron, estudiaron y trabajaron. Fueron mucho más libres. También la república se esforzó por mejorar la educación de todos y de todas. Para poder elegir, para disfrutar de los nuevos derechos la formación, la educación era imprescindible. Fue la república de los maestros.
–¿Cómo es posible que un proceso político tan notable, y el rol de las mujeres en él, no haya sido suficientemente estudiado?
–A veces, la historia es olvidadiza pero este caso no es un caso de olvido. La victoria de los sublevados liderados por Franco en la Guerra Civil española mantuvo la feroz represión sobre aquellos que se habían mantenido fieles al régimen republicano. Se suprimieron las libertades y se impuso una verdad moldeada y única que seguía un relato creado por la propia dictadura para su supervivencia. Todos nosotros, los que fuimos niños en los últimos años de la dictadura, asistimos a la escuela nacional católica y leímos y vimos solo aquello que la inmensa censura de la dictadura permitía que se mostrase. Ha sido y es difícil recuperar la memoria. España tuvo una transición hacia la democracia difícil y seguimos teniendo una asignatura pendiente con nuestro pasado pero sobre todo con aquellos que lo habitaron y que se comprometieron por un futuro mejor para todos. La maestras republicanas lucharon para conseguirlo y merecen ser conocidas y nombradas.
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