Las revolucionarias y pedagógicas vidas de María Goyri y su hija, Jimena Menéndez Pidal
Cerca de cumplirse el año del estallido de la Guerra Civil española, Enrique Suñer, presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza del Gobierno de Burgos, enviaba la siguiente información a la Junta Militar sobre algunos de los más «peligrosos» miembros de la familia Menéndez Pidal Goyri:
RAMÓN MENÉNDEZ PIDAL: Presidente de la Academia de la Lengua. Persona de gran cultura, esencialmente bueno, débil de carácter, totalmente dominado por su mujer. Al servicio del Gobierno de Valencia como propagandista en Cuba.
MENÉNDEZ PIDAL, Señora de: Persona de gran talento, de gran cultura, de una energía extraordinaria, que ha pervertido a su marido y a sus hijos; muy persuasiva y de las personas más peligrosas de España. Es sin duda una de las raíces más robustas de la revolución.
GIMENA MENÉNDEZ PIDAL: Hija de los anteriores, con todas las características de su madre…
Ni siquiera se refería a María Goyri por su nombre sino por su condición de «Señora de» Ramón Menéndez Pidal. Lo que sí dejaba claro era el fuerte carácter de María, así como el de su hija Jimena, «heredado» de su madre (no podía ser de otro modo dada la pusilanimidad de su padre). Algo impropio de una época en el que el rol femenino quedaba subyugado a la figura masculina, bien fuese la del padre o tutor o la del marido.
Pero para María Goyri eso nunca fue así. Hija y nieta de madre soltera, fue su progenitora, Amalia Goyri, la que desde pequeña le inculcó que el que hubiera nacido mujer no la condenaba a abandonar sus inquietudes. Ni las intelectuales ni las físicas, por eso la apuntó a un gimnasio donde María era de las pocas féminas en la clase.
«No frecuenté ninguna escuela. Me enseñó mi madre, que poseía una instrucción más que mediana«. Cuenta María, en la biografía escrita por Jesús Antonio Cid María Goyri. Mujer y Pedagogía – Filología (publicada recientemente por la Fundación Ramón Menéndez Pidal), que su progenitora solía hablarle en francés, «y con un sentido pedagógico innato organizó mis estudios».
De su madre también heredó su afición por caminar al aire libre. «Es de advertir que en aquella época no paseaban los madrileños más que los domingos; sólo alguna vez que otra aparecía por los solitarios paseos una Miss hierática con un niño muy bien amaestradito».
Las excursiones a la sierra de Guadarrama eran uno de los pasatiempos favoritos de la familia Menéndez-Pidal Goyri tal y como lo atestiguan muchas de las fotos que recoge la exposición Archivo Pedagógico Maria Goyri/ Jimena Menéndez-Pidal.
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