Aida Terrón: “Las maestras republicanas fueron imprescindibles en la ruptura con la influencia católica en la educación”
Con el advenimiento de la Segunda República, se instaló en gran parte de la sociedad española la esperanza de un cambio de rumbo en un sentido progresista. ¿Crees que esa idea de esperanza fue también compartida por las mujeres de la época?
Para una amplia mayoría de mujeres la llegada de la República no solo supuso una clara esperanza sino un momento en el que se afianzaron unas ideas de avance y de acción con las que ellas se comprometieron claramente. La República constituyó un impulso fundamental para que las mujeres se incorporaran a ciertos espacios de la vida pública, siendo el ámbito educativo en el que más se les dejó implicarse y en donde cumplieron un papel más destacado.
¿Supuso realmente la Segunda República una oportunidad para que las mujeres conquistasen ciertos espacios de la esfera pública que les habían sido negados históricamente?
Yo creo que sí, sin duda. Ahora mismo no podría facilitarte datos concretos de afiliación a organizaciones políticas o sindicales, pero está claro que su aparición e implicación en ámbitos vetados anteriormente para ellas fue un hecho incontestable, aunque el porcentaje de participación todavía siguiese siendo muy escaso. Por otro lado, las mujeres se comprometieron no sólo en los escenarios políticos, sino allá donde la República creyó que eran más importantes, que fue en las escuelas y sobre todo en las escuelas rurales, es decir en el ámbito de la educación y sobre todo en el nivel de primaria. De hecho, fueron las maestras y los maestros, pero sobretodo las maestras, quienes jugaron el papel más relevante para luchar contra la influencia de la iglesia católica en la escuela. Los espacios y derechos que la mujer conquista, formalmente al menos, son tremendos si nos atenemos al articulado de la Constitución republicana de 1931.
¿Cómo afrontó la República la situación educativa de aquel momento?
El modelo educativo ideado en la Revolución francesa, basado en la organización de un gran sistema educativo nacional que llegase al conjunto de la nación en igualdad de condiciones, y en el que sólo el mérito y la capacidad determinarían el horizonte de escolarización y la posición en la sociedad, es decir basada en una igualdad formal de oportunidades para todos y todas, no había tenido mucho recorrido en España. Enlazando con esto, siempre les explico a mis alumnos que inmediatamente después, el Marxismo teorizó que las clases sociales condicionan y modifican esa supuesta igualdad formal, trastocando esa idea mitificada de la igualdad de oportunidades. Siempre les digo además: “sí, la hija de Botín y yo tenemos los mismos derechos, pero ella y yo no pertenecemos a la misma clase, no tenemos las mismas oportunidades”, y claro, es el Marxismo el que explica que dependiendo de la posición que ocupes en la sociedad en base a la posesión o no de los medios de producción, estás en un lugar u otro de la pirámide social, con unas posibilidades u otras. Por tanto, ¿qué panorama educativo se encontró en la República? En primer lugar un sistema educativo sesgado por la clase social. Los socialistas en 1918 hicieron un informe según el cual el 95% de los alumnos de bachillerato pertenecían a las clases altas ¿vamos a creernos que fue por mérito y por capacidad?, pues yo creo que no. Por tanto, tenemos un sistema educativo que está sesgado por la clase social, por el género y por el ámbito geográfico en el que se vivía. Esos tres elementos condicionaban completamente las posibilidades de cada ciudadano español de acceder a la educación, y esto lo diagnostica muy bien la República. Llopis dijo que la verdadera revolución se hacía en la escuela y los dirigentes del Ministerio de Instrucción Pública republicanos tenían el diagnóstico clarísimo sobre las necesidades educativas que tenía nuestro país. Sabían además otra cosa muy importante, que debían cambiar el concepto de una Escuela Pública a la que solo accediesen los pobres. En eso nos estamos volviendo a parecer, es algo muy actual, pues hoy cada vez más, las Escuelas Públicas son escuelas de pobres y para pobres porque le hemos abierto la puerta a la enseñanza concertada. Y esa fue la gran apuesta de la República: tratar de restituir a su sentido prístino la idea de un sistema educativo nacional y meritocrático. En este marco, las mujeres ven que por primera vez pueden acceder a las escuelas, pueden estudiar bachillerato, y con la reforma de los estudios de magisterio las mujeres acceden a los mandos intermedios de los grandes proyectos educativos de la República.
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