La necesidad de una III República Española para construir una nueva educación
El pasado sábado 14 de abril se conmemoró la proclamación de la II República Española en el año 1931. Con motivo de su 87 aniversario, el Colectivo Estudiantil de Ciudad Real echó la vista atrás en el tiempo y puso sus ojos en los profundos cambios que se llevaron a cabo en dicho momento. Pusieron su atención en las reformas en materia de educación.
Con la constitución del Gobierno Provisional republicano, la educación española, que arrastraba un atraso de más de 100 años, tomó un rumbo totalmente distinto. Desde el primer momento, fue prioridad del gobierno la alfabetización del pueblo español (había alrededor de un millón de niños sin escolarizar). Por ello, promulgó una nueva Ley de Instrucción Pública. Llevó a cabo también un programa de creación de escuelas y se estableció una separación entre Iglesia y Estado (escuela laica). Una educación universal garantizada para todos los niños y niñas españoles, y que velaba especialmente por garantizar los estudios a los sectores más necesitados de la sociedad.
Esta nueva educación republicana tenía como pilares fundamentales, además de la instrucción, la difusión de la cultura y la educación en los valores democráticos del pueblo español. Así lo reflejaba el artículo 48 de la constitución de 1931: el servicio de la cultura pasaría a ser atribución del Estado y se prestaría en las instituciones educativas. Para ello era muy importante la figura del maestro, considerado el alma de la escuela. Durante el Gobierno Provisional y el Bienio Progresista se instruyó a gran cantidad de docentes, que pasaron a ser, todos ellos, funcionarios del Estado.
Con el fin garantizar este modelo de educación se creó el Patronato de Misiones Pedagógicas, que entre sus acciones realizó conferencias y lecturas donde se analizaban cuestiones relativas a la estructura del Estado y la participación ciudadana, y que se esforzó en extender la educación hacia las zonas rurales, y en mejorar la formación de los profesores de dichos lugares.
Cabe destacar el carácter social que dichas reformas imprimieron a la educación: se implantó la coeducación (educación mixta de niñas y niños), todos los niveles estaban relacionados entre sí, y las instituciones educativas debían mantener relaciones con padres, entidades profesionales y culturales, etc. (comunidad educativa en general). El reconocimiento del Estado Plural de los gobiernos progresistas de II República y el respeto a las lenguas maternas de los estudiantes también se pudo apreciar en la educación que los instruía en ellas. Un respeto hacia los pueblos de España que posteriormente se tornaría en represión durante el Franquismo.
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