Bombas fascistas sobre un colegio ejemplar: 80 años de la destrucción de la Escola del Mar de Barcelona
¿Por qué el colegio público Escola del Mar de Barcelona se encuentra hoy, contra lo que su nombre indica, en lo alto del monte, en el barrio del Guinardó? Quizás la respuesta se encuentra en el diario de J. Tarrats, uno de sus alumnos, a fecha de 1938: «Cuando íbamos a casa, han sonado las sirenas de alarma; otra vez. Efectivamente, el pim pam pum ha llegado acto seguido; cuando hemos salido afuera, desde el mirador se veía mucho humo en dirección al mar, y varias nubecillas sobre la escuela».
La referencia de ese alumno es de mayo de 1938, cuando el colegio ya había sido reubicado en Montjuïc tras su destrucción, pero la escena descrita es idéntica a la tarde del 7 de enero de ese mismo año, día en que un bombardeo de la aviación italiana sobre la ciudad incendió la Escola del Mar, que desde 1922 se levantaba, toda ella de madera, sobre la arena de la playa de la Barceloneta.
Este miércoles el Ayuntamiento de Barcelona rinde homenaje al colegio público que se alzó como símbolo de la modernización pedagógica desde antes de que se iniciara la Segunda República, en el 80 aniversario de la destrucción de su edificio.
«Al filo del atarceder, cuando por suerte alumnos y maestros ya habíamos abandonado la escuela, aparecieron los aviones ‘nacionales’, y al cabo de un rato la Escola del Mar, nuestra escuela, se había convertido en una antorcha gigantesca», relató el que fue su director, Pere Vergés, en el libro La Escola del Mar y la renovación pedagógica de Catalunya (Edicions 62). Su centro corrió mejor suerte que otro espacio escolar de la ciudad, la guardería de la plaza Felip Neri, en la que días después, el 20 de enero, al filo del mediodía, las bombas de la Aviación Legionaria italiana dejaron 42 muertos, entre ellos 20 niños.
Pese a quedar reducida a cenizas, la escuela volvió a abrir sus puertas semanas después, temporalmente y con el mismo equipo de maestros, en un edificio de Montjuïc (el actual Museo Etnológico). De aquella época son las breves crónicas elaboradas por sus alumnos que recoge el libro La guerra amb ulls d’infant (Editorial Gregal), de Salvador Domènech, y que los niños redactaban como parte del proyecto pedagógico del centro. Pasada la Guerra Civil, en 1948, el centro quedó emplazado en el barrio del Guinardó, donde ha permanecido hasta hoy.
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